sábado, 9 de enero de 2010

Plantar un cocotero

Se cuenta de un hombre que, a sus 80 años, cavaba esforzadamente un pozo bajo el sol del mediodía. Un vecino bastante más joven que él, lo observó extrañado. “Don Vicente, le dijo, ¿qué hace a esta hora echando bofes de esa manera y con este calor?”.




La respuesta: “Voy a plantar un cocotero, me encantan los cocos”. Esto aumentó el estupor del vecino: “¿Pero usted sabe los años que tardará en dar frutos? Usted no lo verá”.



Don Vicente interrumpió su tarea, miró al muchacho y respondió con una sonrisa paciente: “Lo sé, pero, como te dije, me encantan los cocos. ¿Y sabés cuántos he comido en mi vida que fueron plantados por gente que no llegó a cosecharlos? Lo menos que puedo hacer es plantar este cocotero”.



¿Alguna vez te paraste frente a un cocotero y te preguntaste qué fue necesario para que esos cocos existan? Seguramente No, ni ante un cocotero, ni ante tantas otras cosas que damos por sentado, pero que no van a tener futuro si nosotros no las cuidamos...

Plantemos, aún sabiendo que el resultado jamás lo veremos con nuestros propios ojos, porque ese es el verdadero significado de la trascendencia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario